martes

Adiós

Constanza Rojas Caballero

Le dieron la despedida, le cantaron las golondrinas en la radio y la tele tortura mi nostalgia.

- ¿De que color quieres que te lo pinten?
Me vino a la mente blanco con el numero 53, un cupido motorizado.
Fue inevitable la seducción de ese color del muestrario.
- Tinto Metálico.
Mi fiel compañera de universidad, nunca me dejo abajo, siempre existió la forma de hacerla encender. Mi bochita, por que no tenia pito. Me dolió venderla, me reconforto un poco que me la haya comprado mi vecina para llevar a sus hijos al colegio. En vez de traer envases de cerveza y nirvana a todo volumen. Estaría llena de niños, mochilas y gritos. Y por cierto le cambiaron de sexo.

- ¿Que Modelo es?
Un gran clásico seductor, verdaderamente irresistible.
- 69
Fue cuando sin pensar, decidí que era para mí, con su volante grande y sus espejos plateados, todo un caballero. Al cabo del tiempo no pudo hacer feliz , por mas que se esforzara; No tenia potencia Decidí vendérselo a alguien que pudiera arreglarlo.

- Aquí esta su coche
El olor a un coche nuevo es verdaderamente hermoso, por primera vez en mi vida tengo un coche nuevo. El coche del milenio un 2,000 verde jade 0 kilómetros. Tendré el placer de quitarle el plástico y ser la primera en que se le caiga una cerveza en el asiento y fumarme un cigarro. Es un carro virgen. Mi Aguacatito.

Es inconcebible imaginarse la avenida enfrente de mi depa sin bochos en ambos sentidos, sin mi Aguacatito estacionado Recuerdo la escena cuando el bato de la movie Abre los ojos sale de la cochera en su trip de calles vacías con un bocho convertible. Es la ultima oportunidad de comprarse un bocho virgen es lo que los anuncios dicen. Mas que un Adiós a un coche, es un adiós al pasado y a revivir los recuerdos que todos tenemos junto a un bocho y nunca volverán.




Classic Girl
Constanza Rojas Caballero

Los casi 30 tocan mi puerta y me he convertido en una nostálgica precoz. ¿Será que los hijos de los 70´s lo padecemos?. Los niños del canal cinco los sobrinos del tío Gamboin.

No soy anoréxica y me es imposible caber en un pantalón extrema cadera o corte brasileño. Misión imposible encontrar un brassier 34 C, simplemente por que estoy fuera de la media. No quiero ser una Barbie versión 2000 sin caderas, ni tetas.

Las platicas de los recuerdos se vuelven comunes; nostalgias compartidas. Mis viejos compas ahora casados, esclavos de la familia, la oficina, las deudas y el trabajo. “¡Que maniacos estábamos!”

Quiero bailar slam. Ponerme mi camiseta negra, shorts de mezclilla y mis botas lilas sin importarme las lonjas y tomarme una ballena sin cargos de conciencia por tener panza. Ser la única con el disco de Ritual de lo habitual no censurado entre mis compas. Ser feliz sin el internet y sin piratearme las rolas. Perder el tiempo frente al mar y soñar que soy una estrella de rock. Disfrutar de las primeras veces. Hacer poemas metafóricos como los caifanes y creerse el gran poeta.
Seguir soñando que Perry Farell me canta al oído Classic Girl
They may say, Those were the days...,
But in a way,
You know for us these are the days.
Yes, for us these are the days,

And you know you're my girl!
Such a classic girl...
Such a classic girl...
Principio

Constanza Rojas Caballero

Pague el consumo mínimo, pedí una indio. Las cervezas más caras son las del Balí. Moría por un cigarro, busque a alguien con lights, para pedirle uno. Te vi todo de negro, yo traía mis jeans calvin klein y mi blusa rosa pastel de zara. Nos miramos y nos besamos, todo me dio vueltas con música de fondo de la border girl.

No, no es verdad no te conocí en el Balí.

Era sábado salí a correr. Llevaba puestos: shorts negros de lickra, top rojo, tenis, cachucha, audífonos, reloj con alarma y cronometro todo Niké. Quería romper mi propia marca “12 vueltas al parque en media hora”. Soy como Ana Guevara, pero en versión guapa y sexy. Me tropecé, eras tú. Estiraste tu brazo y me ofreciste un trago de agua francesa purificada, le di un trago. Nos besamos a la francesa.

No tampoco fue así.

Llegaste al llamado urgente mi compañera que le había tronado su maquina, una victima más del “love you”, una más que se contagio con el virus cibernético del amor. No lo puedo negar que me gustaste desde que te vi. Desee que mi maquina estuviera contagiada de cualquier virus, pero eso nunca sucedería. No podía darme el lujo de tronar mi maquina y perder mis rolas de drum and bass y down tempo. Te acercaste me preguntaste la hora y nunca nos besamos.